Tepoztlán
¡Hola a todas y todos!
Hoy os contamos sobre el primer sitio que visitamos acá en México, hace ya algo más de un mes.
El domingo 10 de octubre fuimos a Tepoztlán (lugar del cobre), que está a unos 20 kilómetros de Cuernavaca, en el Parque Natural El Tepozteco. Una hora tardamos en llegar en una ruta que no paraba de dar brinkos y hacer paradas, donde se sube gente para vender nieves, aguas, churros, etc. Tepoztlán es un lugar bien bonito, rodeado de tupidos montes verdes, seguramente llenos de bichos... Los antiguos pobladores nahuas eligieron uno de estos cerros para construir un templo, especie de pirámide, con el objeto de adorar al dios Ometochtli. Ya podían haber elegido uno más bajito, madre mía, qué subida. Imagináos las escenas de Indiana Jones en la jungla, pues es en ese plan, pero como era domingo había cantidad de gente subiendo y no sé cómo lo conseguían las mujeres con tacones o quienes llevaban niños en brazos. Yo me acordé de Parito subiendo a Chichén Itzá embarazada de Juanibiris, qué poco juicio. Aparte de la pirámide, en Tepoztlán hay una gran iglesia antigua y un pedazo de mercadillo que nos dejó exhaustos. Eso sí, antes probamos el mole y las tortillas de maiz azul, cocinadas por Ernestina, una viejita muy maja con un millón de arrugas en la cara. Ella y otro comensal, Onésimo, nos preguntaban cosas de España, precios, e incluso nos ofrecieron un terrenito cerca de Tepóztlán por si estábamos interesados. Les extrañó mucho que en España se prefiriese el pan a las tortillas en la comida. Por cierto, nos acordamos mucho de la Elenis, seguro que hubiese disfrutado mucho en este gran mercado.
Muchos bikos gordos y abrazos,
Bruno y Piluka
Hoy os contamos sobre el primer sitio que visitamos acá en México, hace ya algo más de un mes.
El domingo 10 de octubre fuimos a Tepoztlán (lugar del cobre), que está a unos 20 kilómetros de Cuernavaca, en el Parque Natural El Tepozteco. Una hora tardamos en llegar en una ruta que no paraba de dar brinkos y hacer paradas, donde se sube gente para vender nieves, aguas, churros, etc. Tepoztlán es un lugar bien bonito, rodeado de tupidos montes verdes, seguramente llenos de bichos... Los antiguos pobladores nahuas eligieron uno de estos cerros para construir un templo, especie de pirámide, con el objeto de adorar al dios Ometochtli. Ya podían haber elegido uno más bajito, madre mía, qué subida. Imagináos las escenas de Indiana Jones en la jungla, pues es en ese plan, pero como era domingo había cantidad de gente subiendo y no sé cómo lo conseguían las mujeres con tacones o quienes llevaban niños en brazos. Yo me acordé de Parito subiendo a Chichén Itzá embarazada de Juanibiris, qué poco juicio. Aparte de la pirámide, en Tepoztlán hay una gran iglesia antigua y un pedazo de mercadillo que nos dejó exhaustos. Eso sí, antes probamos el mole y las tortillas de maiz azul, cocinadas por Ernestina, una viejita muy maja con un millón de arrugas en la cara. Ella y otro comensal, Onésimo, nos preguntaban cosas de España, precios, e incluso nos ofrecieron un terrenito cerca de Tepóztlán por si estábamos interesados. Les extrañó mucho que en España se prefiriese el pan a las tortillas en la comida. Por cierto, nos acordamos mucho de la Elenis, seguro que hubiese disfrutado mucho en este gran mercado.
Muchos bikos gordos y abrazos,
Bruno y Piluka
3 comentarios
ANI -
María -
Muchos besitos y saludos a los viajeros, me gusta muxo vuestra página
Mauricio -